El abogado: tu mejor inversión para que tu startup no explote (y tú tampoco)

¿Sabes lo que pasa cuando creces a lo loco y sin control?

Correcto, te estrellas.

No estamos hablando solo de no tener clientes o cash flow, sino de esas pequeñas cosas que no ves venir, como una demanda por no haber protegido tu gloriosa idea, un contrato en el que sin saberlo le vendes tu alma a un socio o, peor, una multa por incumplir normativas de las que ni sabías que existían.

Spoiler: Todo esto es más común de lo que te imaginas.

Antes de que te entren las ganas de salir corriendo (o llorar, ambas opciones válidas), respira profundo y empieza a pensar en la mejor inversión que puedes hacer por ti y tu startup: un abogado. No, no esos tipos aburridos que ves en la tele. Estamos hablando de uno que entienda el lío en el que estás metido y te ayude a salir de él antes de que te encuentres firmando un contrato que ni tu madre querría revisar.

Por cierto, si te sientes como pez fuera del agua cuando oyes hablar de cosas como «compliance», «due diligence» o «sociedad limitada», te recomiendo echar un ojo al glosario jurídico de INEAF. Con un café en la mano, claro. Te prometo que te sentirás menos perdido cuando el abogado te empiece a soltar sus términos raros.

La constitución de tu startup: no es lo mismo que un proyecto escolar

¿Pensabas que con registrar tu startup ya estaba todo listo? Pues no. Decidir si serás autónomo, sociedad limitada o montar algo más complejo puede parecer un simple trámite administrativo, pero ¡oh, sorpresa! Esto afectará cuánto pagas en impuestos, qué responsabilidades legales tienes y si acabas endeudado hasta las cejas o durmiendo tranquilo por las noches. Aquí es cuando un abogado entra en escena y te ayuda a no cagarla desde el primer día. Porque sí, en temas legales, el primer paso suele ser el más importante.

Los contratos no son solo palabras bonitas (y cláusulas de mierda)

Te acuerdas de cuando eras niño y nadie quería leer las instrucciones del juego, y luego nadie sabía cómo ganarlo. Los contratos son algo así, pero con más dinero en juego y menos diversión. Firmar algo sin saber lo que dice es como jugar a la ruleta rusa con tu negocio.

¿Y sabes quién puede evitar que firmes tu sentencia de muerte comercial?

Exacto, un abogado que revise, explique y, sobre todo, te proteja. Aquí no se trata de confiar, se trata de no acabar comiendo sopa de sobre por haber dejado cabos sueltos en un contrato.

Protege tu idea antes de que te la roben (sí, te la van a robar)

Imagina que has creado algo increíble. Lo lanzas al mercado y un mes después alguien lo copia y vende más barato. Te preguntas, ¿Cómo demonios ha pasado esto? Respuesta: no protegiste tu idea.

Tranquilo, aún estás a tiempo. Un abogado especializado en propiedad intelectual te ayudará a blindar tus creaciones como si fueran los secretos de la Coca-Cola. Porque, a ver, si tu idea es lo que te hace diferente, lo mínimo es protegerla como si fuera oro. No queremos dramas innecesarios, ¿verdad?

Normativas y compliance: esa pesadilla que no puedes ignorar

¿Sabes eso de que la ignorancia no te exime del castigo? Pues las leyes funcionan igual. No saber que incumples una normativa no te salva de la multa (y créeme, son grandes).

Desde protección de datos hasta regulaciones locales, un abogado puede hacer que cumplas con todo sin necesidad de volverte loco en el intento.

Cumplir la ley te hará dormir mejor por las noches y, lo mejor de todo, te evitará visitas indeseadas de Hacienda o la Agencia Española de Protección de Datos.

Las rondas de inversión: ¡cuidado con vender tu alma!

La primera ronda de inversión suele ser el momento en que saltan las lágrimas: de felicidad o de desesperación, depende de si leíste bien el contrato o no.

¿Cuántos puntos de tu empresa vas a ceder? ¿Qué porcentaje de control vas a perder?

Un abogado te asegura que no te encuentres cediendo el 50% de tu startup a cambio de unos miles de euros que se esfuman en un año. Porque crecer está bien, pero no a costa de que alguien más tome el control de lo que tanto te costó levantar.

Conflictos: porque no todo es amor y unicornios

Por muy buena onda que sea tu relación con socios, empleados o proveedores, tarde o temprano llegarán los conflictos. Y si no has previsto cómo manejarlos desde el principio, el golpe puede ser fuerte.

Los abogados son expertos en evitar estos dramas, y cuando surgen, saben cómo manejarlos sin llegar al apocalipsis empresarial. Prevenir es siempre mejor que curar, créeme.

Conclusión: ¿Estás listo para dormir tranquilo?

Un buen abogado es el tipo de profesional que no solo te ayuda a salir del lío cuando ya estás en él, sino que te ayuda a evitar que entres en esos líos desde el principio.

Dejar los asuntos legales a la suerte es como jugar al blackjack con todo lo que tienes en la mesa. Y no, no es emocionante, es peligroso.

Así que, si quieres que tu startup crezca sin sobresaltos, es hora de que un abogado se convierta en tu mejor amigo. Ah, y mientras lo piensas, pásate por el glosario jurídico de INEAF para familiarizarte con esas palabrejas que te van a sonar mucho en los próximos meses.

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