Es cierto que el paradigma económico en el que nos encontramos hace más complicado crear empresas con grandes estructuras y seguramente necesitaremos encontrar colaboradores adecuados que nos ayuden en determinadas líneas de negocio. He pensado que sería interesante estrenar la sección empresario eficiente con un decálogo para encontrar colaboradores adecuados. Un manual que nos permita minimizar los riesgos en el momento de embarcarnos en un proyecto o línea de negocio eventual y necesitemos colaborar con otro profesional, empresa o grupo de personas.
Me encanta el proverbio africano «Si quieres ir rápido camina sólo, si quieres ir lejos camina acompañado»… en este caso y sin que sirva de precedente, me voy a permitir añadir, cuidado con la compañía 😉 😉
En este artículo no voy a hablar de acuerdos con freelances o creación de sociedades mercantiles; prefiero centrarme en la búsqueda de colaboradores eventuales para desarrollar proyectos concretos con una determinada caducidad. Considero este matiz importante, según mi punto de vista, cuando trabajas en un proyecto o línea de negocio que tiene bastante duración en el tiempo, una lógica evolución sería crear una sociedad para formalizar correctamente el negocio.
En cuanto a la creación de sociedades podemos escribir toneladas de contenidos y seguramente me atreva en próximos artículos de esta sección. Últimamente estoy teniendo más experiencia de la que me gustaría en este sentido y podría ser útil para otro empresario que esté atravesando la misma etapa. Huelga escribir en este sentido, que la mejor recomendación a tener en cuenta es: «No te asocies con el primero que pase» y antes de hacerlo es mejor trabajar como colaboradores eventuales y así conocernos mejor hasta decidir si formalizar o no una relación más estable.
Este puede ser otro de los motivos por los que utilizar esté decálogo. Como filtro de validación para detectar a «socios tóxicos» antes de meternos en el compromiso más serio de formalizar una empresa societaria.
Empresario eficiente. Decálogo para encontrar colaboradores adecuados.
1. Intercambio de emails y videoconferencia.
Es la realidad, vivimos en una sociedad conectada y además tenemos muy poco tiempo para perder en entrevistas, reuniones y desplazamientos, en esta primera fase en la que todavía no conocemos a nuestro socio y no sabemos si existe buena sintonía. Podemos comenzar intercambiando correos electrónicos sobre el proyecto y escribir algunos detalles sobre la posible colaboración. Un paso más sería realizar una o varias videoconferencias que te sirvan para conocer mejor a tu colaborador y comprobar si fluye la comunicación y se concretan rápido los detalles, las metas, el modelo de negocio, etc.. También sería bueno pediros referencias y «Googlearos» (Buscaros en Google) para comprobar en que proyectos habéis trabajado, cuales han sido vuestros clientes y socios. Si todo esto funciona y te da buen feeling, ya estás listo para pasar al siguiente nivel.
Vivimos en una sociedad conectada que nos permite optimizar las relaciones profesionales a través de Internet, como un primer filtro para encontrar un colaborador adecuado.
2. Comida de trabajo.
Estás en el segundo nivel, has intercambiado correos con tu colaborador potencial, habéis hablado varias veces por vídeo conferencia o teléfono y habéis decidido que ha llegado el momento de formalizar vuestra relación profesional. Muy importante planificar una comida de trabajo para conoceros, pasar tiempo juntos y hablar de otros temas aparte del trabajo para comprobar que hay más aspectos en lo que estáis alineados. Ten en cuenta que en los momentos difíciles, cuando un proyecto se complica, la diferencia entre el éxito y el fracaso económico se encuentra en los valores, compromiso y capacidad de reacción a nivel personal y como el equipo se enfrenta a las dificultades que vayan surgiendo.
Las sociedades son como los matrimonios, antes de firmar el contrato, pasa tiempo con tu pareja profesional.
3. Trabajo conjunto interno para ver como se funciona en equipo.
Ya estás un poco más cerca de poner en marcha ese proyecto conjunto y formalizar esa colaboración temporal que tanto te apetece poner en marcha. Pues ¡Stop!, ha llegado el momento de volver a parar y desarrollar un proyecto entre vosotros como clientes internos. Esto puede ser; solicitaros un presupuesto, preparar una campaña de ventas conjunta, diseñar un nuevo producto o servicio, pediros un trabajo colaborativo que beneficie a vuestras empresas y que os permita valorar la profesionalidad del otro. En este punto incluso sería interesante contrataros realmente y conoceros como cliente proveedor para ver si vuestra capacidad profesional cumple con las expectativas del otro.
Antes de formalizar el contrato de socio externo realizar un proyecto interno que os permita conoceros más profundamente.
4. Análisis y medición de los resultados.
No me gusta la parálisis por análisis, pero cierto es que si no medimos nuestros resultados no sabemos si estamos mejorando ni hacia donde nos dirigimos. Ya hemos realizado un proyecto conjunto y por lo tanto tenemos datos para tener en cuenta y decidir si estamos listos para pasar al segundo nivel y firmar el contrato de trabajo. En esto punto deberíamos tener en cuenta: Tiempo de respuesta a nuestras peticiones, conocimiento profesional sobre la tarea solicitada, involucración y capacidad de reacción durante el proceso de ejecución del proyecto interno.
Muy importante en este punto que observes la capacidad de comunicación entre tú y tu colaborador, grado de compromiso para el correcto desarrollo y si el resultado final ha sido satisfactorio para ambos. Quizás todo esto suene muy exigente, pero te estás jugando tus cuartos y algo todavía más valioso, tu tiempo.
Uno de los puntos más importantes a analizar aquí es la capacidad de comunicación entre los socios y el grado de compromiso para llegar al resultado final deseado.
5. Confección del contrato de colaboración.
Llegados a este punto puedo decirte abiertamente, que al principio tuve muy malas experiencias por no asesorarme legalmente antes de firmar contratos de colaboración. Quiero ser muy claro en este punto, debes contar con un asesor legal (mejor si está especializado en tu sector profesional) que te ayude a supervisar cada uno de los contratos que firmas. En la medida que tu empresa se haga más grande necesitarás contar con profesionales que te asesoren al respecto, será muy buena señal que vayas contando con este tipo de profesionales, esto significará que vas trabajando en nuevos proyectos y que tu empresa continua creciendo mientras diversificas tu riesgo como empresario.
En el momento de diseñar el contrato de colaboración debe quedar muy claro el objeto de la relación, que función específica realizará cada parte, cuanto tiempo invertirá cada uno y como se repartirán los beneficios en función de ese trabajo realizado. Estaría muy bien incluir penalizaciones si se incumple el acuerdo y poner fechas de finalización concretas que sirvan para verificar cada cierto tiempo, que la colaboración está funcionando como todas las partes esperaban.
Una vez está todo claro, ha llegado el momento de validar y firmar el acuerdo de colaboración.
Trabaja con un asesor legal especializado en tu sector profesional que supervise la firma de cada contrato de colaboración.
6. Formalización y validación conjunta del contrato.
Me encanta el punto de la firma del contrato de colaboración. En esta parte de la relación se conoce realmente a las personas con las que vas a firmar este acuerdo. Aquí empiezan a entrar en escena las capacidades de negociación de los interesados y cada uno aporta su punto de vista. Es importante que se hable con franqueza desde el minuto uno, que se comenten todas las dudas y se ajusten los términos hasta el mínimo detalle para que todos estén cómodos con el acuerdo que se pretende firmar.
En alguna ocasión hemos estado más de 6 meses para firmar un contrato de colaboración pero una vez firmado, después de tanto tiempo, todos los puntos estaban claros y bien redactados con lo que todo el trabajo que se realizó previo a la firma fue muy útil en el momento pusimos en marcha el proyecto.
Tómate la formalización y validación del contrato como un proyecto más para conocer a los colaboradores con los que vas a firmar el acuerdo.
7. Proyectos iniciales a desarrollar en común.
Ya está firmado el contrato y ha llegado el momento de comenzar a trabajar con el nuevo equipo de colaboradores. No empieces con el proyecto más complicado. Mi recomendación en este punto es que empecéis con un cliente o proyecto pequeño y poco a poco, en la medida que vayas obteniendo los resultados deseados podrás trabajar en proyectos más complejos con tu equipo de colaboradores.
La confianza debe ser reforzada en cada proyecto que se ejecute con éxito y se deben comentar aquellos problemas o fallos que se hayan encontrado durante la realización del trabajo. Siempre desde un punto de vista constructivo y con la intención de mejorar para el siguiente reto.
Tómate la colaboración como una carrera de fondo y entrena con el equipo antes de correr una maratón, es decir, antes de trabajar con un cliente muy importante.
8. Fecha limitada para el contrato.
Nada debe ser para siempre. Muchas veces tenemos la obsesión cuando firmamos un contrato de intentar formalizarlo por la mayor cantidad de años. Desde mi punto de vista es un error, puesto que vivimos en un entorno extremadamente cambiante hay que ajustar los acuerdos pensando en el corto medio plazo y permitiendo que las partes puedan ajustar el acuerdo durante el desarrollo, para así sentirse completamente cómodos durante la duración del acuerdo. Por mucho contrato que tengas firmado si alguna de las partes no saca ningún beneficio o se siente menos compensada que el resto, terminará por romperse el contrato y en la mayoría ocasiones perjudicar al proyecto.
En este sentido prefiero un acuerdo con una duración no mayor a tres años para que las partes revisen como funciona la colaboración y decidan si seguir adelante una vez finalizado el periodo.
No te obsesiones con firmar acuerdos de mucha duración, en la mayoría de ocasiones se deben ajustar los acuerdos para que sean económicamente viables para todas las partes.
9. Medir y analizar los resultados del acuerdo.
Una vez finalizado el periodo de duración del acuerdo deberemos plegar velas y analizar conjuntamente si ha valido la pena trabajar en equipo y si se han conseguido los resultados esperados. En la medida que vayas adquiriendo experiencia podrás tomar mejores decisiones. En realidad hay un método bien sencillo para saber que vas en el camino correcto. Revisa la cuenta de explotación relacionada con el proyecto de colaboración. Si la facturación y el margen de rentabilidad de tu empresa han aumentado, tienes buenos motivos para continuar con esta colaboración.
Sería bueno poner nuevos objetivos conjuntamente, revisar si se van cumpliendo con el tiempo, serán buenos indicadores junto a lo comentado anteriormente de la buena marcha de la colaboración.
Para saber si el acuerdo de colaboración rentable tu empresa, revisa la cuenta de explotación relacionada con la colaboración y comprueba que la facturación y el margen de rentabilidad aumentan adecuadamente.
10. Decidir la continuidad del contrato. Reiniciar o pasar al segundo nivel.
Ha llegado el momento de decidir si vale la pena continuar con el acuerdo de colaboración y para ello sería interesante revisar alguno de los puntos anteriores de forma periódicamente para comprobar que todo sigue funcionando como esperamos.
Lo bueno de formalizar un contrato de estas características con tiempo limitado, es que si alguna de las partes no desea continuar con el acuerdo, simplemente tiene que comunicarlo con la antelación pactada y una vez llegada la fecha de vencimiento no hay nada más que discutir, en este la colaboración quedaría finiquitada una vez cumplida la duración del acuerdo.
Si por el contrario ves que la relación esta siendo satisfactoria a nivel económico y las partes deciden continuar; quizás ha llegado el momento de formalizar una relación más estable a través de una sociedad destinada a desarrollar la misma línea de negocio que la del acuerdo. En este sentido tenemos que tenerlo claro, montar un empresa con socios ya son palabras mayores. Abordaremos esta cuestión en sucesivos artículos de la sección empresario eficiente.
Los acuerdos de colaboración, bien planteados, son una buena solución para salir amortiguados de una relación profesional que no te resulte interesante a nivel económico.
Espero que este decálogo te haya servido para convertirte en un empresario más eficiente y si te gusta esta nueva sección házmelo saber con algún comentario.
P.D. Este es el primer post que escribo desde mi nuevo hogar.